José María Toro, educador
Comparte el libro infantil Un refugio para la tristeza con los más pequeños para ayudarles a conocerse mejor.
Un álbum ilustrado que reconforta a aquellos niños y niñas -y adultos- que se hayan sentido tristes alguna vez. Con esta historia podrán aprender a gestionar las emociones y superar los obstáculos, y lograr vivir plenamente la felicidad.
La escritora de este cuento infantil se inspiró en las palabras de Etty Hillesum, una mujer judía, víctima del Holocausto, que escribió: «Otorga a tu pena todo el espacio y el refugio que merece dentro de ti (...) Y si le has dado a la pena el espacio que requiere, entonces podrás decir con verdad: la vida es hermosa y muy rica».
El libro nos enseña una lección muy útil para la vida: debemos conocer y acoger nuestra tristeza para seguir creciendo hasta ser unos adultos más felices. Por eso es importante construirle un refugio a la tristeza.
Por eso es importante que los más pequeños aprendan en CASA y EN EL COLEGIO, desde el primer momento a gestionar sus emociones.
Este álbum ilustrado nos abre muchas puertas, nos invita a reflexionar sobre este sentimiento tan castigado y temido y, a la vez, tan puro y tan nuestro. Invita a entendernos mejor, en todas nuestras dimensiones.
También invita a los más pequeños a entender la tristeza: pues, al fin y al cabo, no deja de ser una parte importante de nosotros y nuestros recuerdos.
Las preciosas ilustraciones de Litchfield muestran a la perfección cómo la tristeza se encuentra presente a lo largo de nuestras vidas.
La tristeza se personifica con un curioso y adorable ser azulado que tiene un pequeño corazón rojo en el pecho.
Las ilustraciones nos llevan a bellos paisajes en los que predominan los colores vivos, mezclados con diferentes texturas, el boceto digital y el color azul, y pequeños destellos blancos que le dan luz y sombra y profundidad.
Anne Booth ama su trabajo. Siempre ha querido ser escritora de literatura infantil, pero no pudo dedicarse plenamente a ello hasta hace unos años. Ha tenido que trabajar en muchos sitios para llegar a cumplir su sueño.
Hoy vive en Kent, donde hace lo que más quiere: pasear a su perro Berney, leer los libros que ama, mirar películas inspiradoras, beber una taza té (o ¡muchísimas tazas!) y disfrutar de su tiempo creando sus pequeños, delicados y cálidos mundos.
David Litchfield empezó a dibujar desde muy pequeño. Cuando era pequeño no tenían mucho dinero en casa y no tenían un ordenador con juegos, así que el pequeño Litchfield dedicaba todo su tiempo a dibujar en los folios reciclados que le traía su madre del trabajo. Dibujaba todo el tiempo, creaba personajes de ciencia ficción y le hacía cómics y revistas a sus hermanos y sus amigos. Desde entonces su trabajo ha aparecido en revistas, diarios, libros y películas.
Actualmente vive en Bedford (Inglaterra) con su mujer, sus dos hijos y Maggie, su perrita.
«A veces, como adultos, queremos que los niños sean felices todo el tiempo y los presionamos para que se comporten de esa manera. Este libro les permitió ver que la tristeza es un sentimiento válido y necesario».
«Lo importante de este libro es que nos ayuda a aceptar nuestras emociones. Como era de esperar, David Litchfield lo ha ilustrado con el tipo de magia maravillosa que siempre usa en su trabajos».
«Las imágenes son increíbles y Tristeza es un personaje adorable, no aterrador. El niño es tan sabio y gentil, que le da a Tristeza seguridad y libertad para refugiarse y tiempo para salir al mundo nuevamente.
Conmovedor y lleno de esperanza.
Imprescindible para todos los colegios.».