10 Dic Como educar en la empatía
En la actualidad cada vez prestamos menos atención a la empatía, uno de los valores más importantes de la vida en sociedad. Vivimos en un mundo frenético, donde parece que solo tenemos tiempo para nosotros mismos y no podemos pararnos, mirar alrededor y pensar en los demás. ¿Esta falta de empatía es el mensaje que queremos dar a nuestros hijos y futuros adultos?
La empatía es una habilidad social que se aprende desde edades muy tempranas. Ser empático quiere decir ser sensible con las personas que hay a tu alrededor, sean conocidas o no. Es ser capaz de ponerse en el lugar del otro, de entender sus sentimientos y emociones, siempre comprendiendo sus motivos, aunque no se esté de acuerdo.
Una persona empática es alguien que sabe prestar atención y escuchar los mensajes verbales de los demás, pero también observar y saber interpretar el lenguaje no verbal para, así, poder actuar de forma correcta y mejorar las relaciones sociales.
Hay tres tipos de empatía:
- Cognitiva: Aquella que produce al adoptar mentalmente el punto de vista del otro siempre sin juzgarlo.
- Emocional: La que se da cuando se es capaz de sentir y comprender los sentimientos de la otra persona.
- Simpática: La empatía que surge al sentir preocupación y necesidad por ayudar al otro, que conduce a una actuación espontánea e incondicional.
La educación emocional y el desarrollo socio-afectivo del niño tienen como pilar fundamental la empatía. Y es importante trabajar esta tanto en casa como en la escuela a lo largo de toda la niñez y adolescencia. Se dice que la empatía se desarrolla a lo largo de los primeros veinte años de vida, aunque siempre estamos a tiempo de aprender cosas nuevas.
Además, si educamos en la empatía también obtendremos grandes beneficios.
· Ayuda a comprendernos mejor a nosotros mismos.
· Favorece el desarrollo y la adaptación emocional, más allá del yo.
· Permite verbalizar y compartir los sentimientos.
· Refuerza la seguridad en uno mismo, la autoestima y estimula el aprendizaje.
· Evita malentendidos y enfados.
· Nos hace ser más objetivos, justos y dejar atrás los prejuicios.
·Favorece el aprendizaje para ser más respetuoso, solidario y tolerante.
· Mejora las relaciones sociales, y las hace más ricas, estables y duraderas.
· Genera una comunicación más efectiva con los demás.
Cómo trabajar la empatía en casa
Es en casa donde los niños y niñas aprenden la mayoría de los valores, sobre todo porque los padres son el mejor ejemplo para sus hijos. Como padres y madres debemos darles atención, afecto y todas las herramientas necesarias para la interacción social.
Por eso, es importante ser maestros en casa y aprovechar cualquier ocasión cotidiana para reforzar la empatía infantil.
He aquí algunos ejercicios para conseguirlo:
- Encontrar espacios y momentos de escucha diario. En el día a día debemos acercarnos a nuestros hijos, preguntarles cómo están, cómo se sienten y saber sus necesidades. Ellos quieren ser escuchados, y los padres debemos mostrarnos como buenos oyentes. Si nos preocupamos por ellos y les tenemos en cuenta, probablemente ellos tengan la misma actitud empática hacia nosotros y hacia los demás.
- Fortalecer su autoestima y mostrarles afecto y amor. Las relaciones sanas y la actitud positiva hacen que les sea más fácil entender la reacción y el lenguaje no verbal de los demás, y así ser más empáticos.
- Identificar las propias emociones. En función de las edades de nuestros hijos, podemos verbalizar, o bien dibujar (caritas, por ejemplo), las diferentes emociones que experimentan. Empezaremos por las principales (alegría, tristeza, rabia y miedo) y, poco a poco, irán aprendiendo a identificar cada una, en qué momento aparecen y por qué. Así, les daremos autonomía emocionaly la oportunidad de entender que todos tenemos sentimientos.
- Jugar a adivinar cómo piensan y se sienten los demás. Podemos aprovechar cualquier situación, ya sea en casa, en la calle o en la televisión, para reflexionar sobre cómo se sentirían ellos viviendo la experiencia de la otra persona. Seguro que descubrirán que tienen mucho más en común de lo que creen.
- Corregir y felicitar. Siempre que veamos alguna actitud de desprecio, intolerancia o falta de respeto debemos corregir su comportamiento. De la misma forma, cuando tienen una actitud correcta hacia los demás también es bueno felicitarles. Todo ello les hace entender la importancia de ser empático con los demás.
- Gratificar. Cuando escuchamos o ayudamos a alguien, siempre terminamos sintiéndonos útiles y recompensados.
Cómo enseñar la empatía en clase
Una de las asignaturas pendientes de nuestro país es la de la educación emocional en la escuela. Aunque cada vez son más los miembros del cuerpo docente que la ponen en práctica a través del día a día en el aula. Si se enseñara más empatía a los niños y niñas, seguro que los casos de bullying disminuirían.
Los alumnos tienen que ser más empáticos, pero el profesorado también. De nada sirven las antiguas fórmulas de separar, castigar, sermonear u obligar a pedir perdón. Los adultos somos claves en este proceso, somos el ejemplo, pero también tenemos que saber escuchar, entender qué hay detrás de ciertos comportamientos y, sobre todo, darles mil y una oportunidades para aprender a ser empáticos.
Algunas actividades y recursos para trabajar la empatía en el aula:
- Actividades de equipo y juegos de cooperación. Todo ser humano necesita ser aceptado por el grupo y sentirse vinculado a él. Si esto no pasa, su autoestima corre el peligro de desmoronarse. Por eso, es tan importante realizar actividades con todo el grupo en clase, donde cada uno tiene un papel imprescindible para el buen funcionamiento de los demás. Podemos practicar deportes de equipo, realizar obras de teatro, proponer juegos de mesa cooperativos, etc.
- El banco de la ayuda. A veces darse cuenta de que alguien necesita ayuda no es fácil si no se verbaliza. A la hora del recreo podemos jugar a «el banco de la ayuda». Aquí cualquier niño o niña que lo necesite puede sentarse para pedir ayuda o simplemente escuchar. Sus compañeros practicarán la empatía, si ven a otro sentado en el banco en cuestión, tienen que prestarle toda su atención y apoyo.
- Qué puede hacer cada uno por el bienestar de la clase. Es importante hacerles reflexionar constantemente sobre sus actos y acciones. Solo así son conscientes de que su actitud en clase es esencial para que todos estén bien. Incluso se puede llegar a hacer una lista con las actitudes y comportamientos adecuados para la buena convivencia en clase.
- Los zapatos del otro. Tener la capacidad de ponerse en el lugar del otro para entender cómo se siente, ser comprensivo y, si es necesario, ayudarle no es tarea fácil. Este juego de intercambio de roles les hace ver las cosas desde diferentes puntos de vista y potencia así su capacidad de empatía.
- Películas, cortos y series de televisión que hablan de empatía. A nivel audiovisual hay muchísimos recursos y todos ellos pueden ser una buena excusa para el debate y la reflexión en grupo. Como, por ejemplo, Wonder, Ratón en venta o Rise.
- Libros y cuentos infantiles. La lectura infantil y juvenilsiempre es una buena fórmula para trabajar ciertos temas esenciales. Podemos escoger cuentos clásicos con moraleja, cuentos infantiles o lecturas para niños en función de su edad.
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En este sentido, os recomendamos Kevin. El amigo imaginario en el que realmente puedes creer,de Rob Biddulph, un libro de Andana editorial. Una historia llena de ternura, en verso y con ilustraciones en tonos pastel y colores vivos. En ella encontramos a Sidney, un niño revoltoso, con un amigo imaginario muy especial, Kevin, un monstruo entrañable de color vainilla con manchas rosas y un solo diente.
Sid atribuye a su amigo imaginario todas sus travesuras. Siempre que su madre le riñe, él insiste en culpar a Kevin. Pero la historia da un giro de 180 grados cuando el niño visita el mundo fantástico de su compañero inseparable. Allí aprenderá el valor de la empatía y entenderá lo cruel e injusto que ha sido con su comportamiento egoísta. De este modo, reconocerá sus errores y podrá pedir perdón por todos los daños causados.
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