Cada año cuando llega la primavera empieza la época de las colonias escolares y con el buen tiempo también los campamentos de verano. Un momento delicado que nos plantea una contradicción de sentimientos opuestos tanto a padres como a hijos.
Para los padres, sobre todo de niños pequeños, separarnos de ellos nos provoca incertidumbre y angustia. Nos preguntamos si estarán bien sin nosotros, si les puede pasar algo malo, etc. Pero lo que realmente nos preocupa es si nos echarán de menos y si este sentimiento les provocará tristeza y añoranza.
Para los hijos separarse de sus padres supone todo un reto de autonomía, sobre todo en las primeras edades. Tienen una gran oportunidad para sentirse libres, y para demostrar que solos pueden hacer muchas cosas sin contar con la protección, aprobación y valoración de sus padres. Tengan la edad que tengan, siempre sentirán nervios y miedos hacia una nueva experiencia. Pero año tras año, irán cogiendo confianza y los momentos divertidos podrán más que esos momentos de extrañar a los de casa.
¿Qué quiere decir echar de menos?
Cuando extrañamos a alguien o a algo sentimos nostalgia de lo ausente, de lo que no está o ha dejado de estar. Normalmente nos referimos a una persona, ya sea un familiar o a un amigo. Así podemos añorar a nuestro vecino que se ha mudado, a un amigo que se ha ido a vivir en el extranjero, o nuestra abuela que murió hace poco.
También podemos echar en falta a alguna cosa que nos gustaba y que ya no tenemos o encontramos cerca ya sea algo físico o abstracto. Como un alimento, una canción, una camiseta, un olor, una sensación, etc. De la misma manera, podemos extrañar un momento o época del pasado, como el verano anterior, los años de instituto o nuestra infancia.
La añoranza también es positiva y necesaria
Tradicionalmente, este sentimiento al relacionarse con la ausencia y/o separación de algo o alguien le hemos dado una connotación negativa. Cuando sentimos añoranza parece que solo podemos vivirlo con pena, nostalgia e incluso angustia y sufrimiento. Pero sentir estas emociones forma parte de la vida, tenemos que aceptarlo y entenderlo como parte del juego, estas son las normas y por lo tanto, también tiene su lado bueno y positivo.
1. Estrechar el vínculo a pesar de la distancia
Cuando nos alejamos de los seres queridos y los extrañamos se produce un vacío en nosotros. A través de este sentimiento percibimos cuanto los queremos, la importancia que tienen en nuestras vidas y el valor del tiempo compartido con ellos.De esta manera reforzamos el vínculo que nos une a estas personas tan significativas en nuestro día a día. Y así, los momentos vividos en familia se verán fortalecidos.
2. Aprender a estar solo
Si no estar cerca de alguien nos produce una gran nostalgia, hay el riesgo de depender de los demás para ser feliz o encontrar el bienestar. Todos debemos aprender a estar solos. Escucharse a uno mismo es primordial para relacionarse de forma sana con los demás. En este sentido, aunque parezca una barbaridad, es necesario que los padres sepan separase de sus hijos y al revés.
3. Crecer con nuevos retos
Los cambios y las situaciones nuevas suponen siempre una oportunidad para crecer. Es cierto que no tener a los seres queridos a nuestro lado puede provocar algo de inseguridad e incertidumbre. Pero debemos tomarlo siempre como un reto, un nuevo aprendizaje y una ocasión para hacernos un poquito más mayores y autónomos.
4. Desarrollar la autoestima, la autonomía y la confianza en uno mismo
Cuando los pequeños de la casa echan en falta a sus padres a la hora de realizar sus rutinas diarias tienen frente a ellos una gran oportunidad. Es la ocasión perfecta para desarrollar su autoestima, autonomía y la confianza en uno mismo que tan útil les será cuando sean adultos.
5. Aprender a mirar el futuro
Dejar atrás el pasado y la estabilidad de lo seguro nos permite afrontar cambios y descubrir el futuro. Solo así dejamos la puerta abierta a nuevas experiencias. Eso no quiere decir que las personas conocidas y todo lo vivido caiga en el olvido, si no en nuestra memoria formando parte del bagaje personal.
Ante la primera noche fuera de casa, podemos trabajar la añoranza tanto en casa como con sus maestros o monitores.
Ideas para trabajar la añoranza en casa
Hablar en familia
Desde que se toma la decisión hasta el día de la salida es necesario compartir y expresar en familia los miedos y dudas que puede causar esta nueva experiencia. Si vemos que hace falta se pueden comentar a su maestro o monitor para que esté informado.
Transmitir confianza
Aunque los mayores no tengamos la certeza absoluta debemos transmitir a los nuestros que todo irá bien. Seguro que se lo pasarán bien porque van con sus amigos o harán nuevas amistades, y que estarán bien ahí donde van porque no van solos si no con sus maestros o monitores.
Animar con la propia experiencia
Podemos animar a los peques a través de nuestras experiencias vividas. Contarles como fue nuestra primera noche fuera de casa ayudará a rebajar los nervios y la ansiedad de la separación.
Potenciar su autonomía
Pasar la primera noche fuera de casa sin los padres es todo un reto. Es momento de recordarles que se están haciendo mayores y que tienen suficiente autonomía como para vivir esta nueva experiencia solos.
Superar el momento de añoranza
En algún momento sentirán añoranza, por eso les podemos dar recursos para ayudarles a superar ese momento. Ya sea una canción que nos guste, un cuento infantil que hable de una situación similar, un objeto para recordarnos o un amuleto que nos mantenga unidos aunque estemos separados.
Compartir las anécdotas vividas
Cuando vuelven a casa contentos y felices, nos contarán las mil y una aventuras vividas. Es entonces cuando va bien recordarles como estaban antes de irse y como están a la vuelta. Para las próximas ocasiones nos será muy útil recordarles estas primeras veces.
Recursos para afrontar la añoranza de los niños en las salidas
Reunión con los padres
Como a menudo los miedos e incertidumbres son más de los padres que de los propios niños, siempre es muy positivo hacer una reunión con los padres para resolver todas sus dudas, y darles confianza.
Fuera vergüenza
Desde el primer momento es importante que el maestro o monitor haga ver a los niños que echar de menos a los padres es muy normal y natural. De esta forma cuando tengan un instante de añoranza será más fácil que lo compartan y le pongan palabras ya que un primer paso para superar estos momentos es saber reconocer la emoción.
Sentirse arropado-acompañado
El maestro o monitor debe conocer bien a sus alumnos para poder avanzarse y actuar ante esos momentos en que los niños extrañan a sus padres. Es importante que no se sientan solos, si no arropados y acompañados en todo momento. Y si llegan a llorar poderlos consolar.
Mantenerse ocupado y distraído
Sobre todo las horas más cercanas a la noche es cuando los niños echan de menos su casa y a los suyos. Es entonces cuando les debemos proponer alguna actividad divertida y así mantenerles ocupados y distraídos.
Escribir una carta o hacer un regalo a los padres
Cuando son muchos días fuera de casa siempre es bueno dedicar una actividad a escribir una carta a los padres o hacerles un regalo como una manualidad creativa. Ellos se sentirán conectados a sus padres, y después los padres lo agradecerán.
Todo va bien
También va bien compartir fotos y pequeños mensajes con los padres para que vean que todo está en orden y que realmente lo están pasando bien. Así evitamos que todos pregunten y les mantenemos informados.
Para hablar de añoranza en casa o en el aula podemos leer una de nuestras novedades editoriales Vuelve a casa de Jory Jhon y Benji Davies, los creadores de ¡Vale buenas noches!y ¡Pero si yo te quiero!
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