El arte de editar libros infantiles

El arte de editar libros infantiles

Curiosidad. Sinceridad. Belleza. Tres conceptos como seña de identidad de un oficio tremendamente necesario

Editar siempre es un arte. La afirmación es de Ricard Peris, editor y cofundador de Andana Editorial, que añade a su reflexión una coletilla, un matiz importante: “pero en el caso específico del público infantil el nivel artístico debe ser más elevado”. ¿Por qué?, le pregunto. “Estamos ofreciendo a muchos niños y niñas la llave de entrada al mundo artístico, y si los primeros pasos no son firmes tenemos el peligro de no ofrecer confianza a los futuros lectores. Estamos poniendo los cimientos, y eso siempre es importante”, responde.

En el fortalecimiento de esos cimientos trabajan cada día más editoriales. Las especializadas en el público infantil, por supuesto, que crecen en número a un ritmo vertiginoso; pero también las que estando enfocadas en sus orígenes al lector adulto han visto en el mercado de la literatura infantil y juvenil un nicho creciente, ajeno al impacto que la tecnología ha tenido en el mundo editorial. El libro infantil, y más concretamente el álbum ilustrado, es un regalo, una pequeña joya que mantiene viva la tradición oral de contar historias, una invitación al tiempo compartido entre padres e hijos. No hay tableta, libro electrónico o tecnología que pueda competir con él.